Cuando salió GPT-5, muchos pensaron que sería un éxito rotundo. Era más rápido, más preciso y más lógico que su antecesor. Sin embargo, a los pocos días comenzaron las quejas: los usuarios lo sentían frío, distante, sin chispa.
El modelo anterior, GPT-4o, era recordado como creativo, cercano, incluso inspirador. Con él la gente podía escribir guiones, superar bloqueos o simplemente disfrutar de una charla amena. GPT-5, en cambio, se ganó un apodo cruel: el zombi con corbata. Daba respuestas correctas, sí, pero sin alma.
En redes sociales se desató una auténtica rebelión. En Reddit aparecieron mensajes como: “Siento que he perdido un amigo”. En Twitter (ahora X), el hashtag #BringBack4O se convirtió en tendencia mundial durante 48 horas.
Pánico en OpenAI
Dentro de la empresa el ambiente fue de puro nerviosismo. OpenAI pensó que había lanzado el modelo perfecto y, en apenas una semana, tuvo que dar marcha atrás. Reinstauró GPT-4o y agregó algo que no quería: un selector de modelos en la interfaz, aceptando que la gente prefería lo antiguo.
Sam Altman, director de OpenAI, lo admitió en un foro público: “La fastidiamos. No entendimos lo que realmente valora la gente”.
¿Qué valoramos realmente?
Lo sucedido con GPT-5 dejó en claro que los usuarios no buscan solo inteligencia. Buscamos conexión, personalidad, empatía. Un 10% extra de precisión no vale tanto como sentir que la IA te entiende y que colabora contigo.
Esto no debería sorprendernos: los humanos somos seres sociales. Hablamos con nuestras plantas, les ponemos nombre a los coches. No queremos máquinas inertes, queremos compañeros.
La nueva era: la era de la personalidad
El fracaso de GPT-5 marcó un antes y un después. Cerró la etapa de la “fuerza bruta” en IA y abrió otra: la de la personalidad.
Ya lo estamos viendo. Elon Musk, con su modelo Grok, no solo ofrece un asistente, sino varios “avatares” con personalidades distintas. Puedes elegir un tono más sarcástico, más serio o más creativo. Y ese es el futuro que se vislumbra: no una única super IA, sino un ecosistema de inteligencias con distintos estilos.
Abramos el debate
¿Y tú qué piensas?
¿Te emociona la idea de elegir la personalidad de tu asistente de IA? ¿Te gustaría personalizarla a tu gusto? ¿O temes que esto nos lleve a una relación demasiado emocional con las máquinas?
Me encantaría leer tu opinión. Quizá ahí encontremos juntos cuál es el verdadero camino de esta nueva era de la inteligencia artificial.